¿Se acabó el sueño?

[CD-Altura]

CD ALTURA - ALQUERIES CF (1-2)

Once inicial: Valbuena, Josete, Amadeo, Rafa, Clemente, Fran, Javi Cerezo, Toni, Richi, Juan y Pablo Ramis.

También jugaron: Sergio Genovés, Pina y Luis Villalba.


El pitido final del árbitro se antojó como el peor despertador posible. El más estridente. Exactamente el mismo sonido cuando sabiendo que hay que madrugar te saca de la cama a horas intempestivas.

Ante esto, cuanto menos hay que fruncir el ceño y poner cara de pocos amigos. El Alqueries no tuvo la culpa. Fue mejor y se llevó los tres puntos y de paso un altísimo porcentaje del sueño que NO HACER CLICK-NO HACER CASOábamos persiguiendo desde hace semanas. Ellos son los que están ahora en la piel que deberíamos seguir metidos nosotros. Ellos, por tanto, son los que siguen durmiendo esperando apagar ese despertador maldito.

El partido comenzó raro. Se palpaba cierto nerviosismo en el ambiente y en varias parcelas del campo las cosas no funcionaban. Juan no disponía de espacio por su banda, nuestro centro del campo se engullía a sí mismo sin poder participar y la batalla de Pablo Ramis contra los centrales era muy desigual.

Los rivales avisaron antes del córner que supuso el primer gol. Fallaron un mano a mano que supo aguantar Valbuena, pero en ese saque de esquina volaron más alto y supieron adelantarse.

El gol del Alqueries supuso una mutación en el partido. Recularon unos metros y supieron hacer desde esa retaguardia. Nuestro empuje, nuestas ansias, nuestras ganas renovadas se toparon con el portero rival y con nuestras propias imprecisiones.

Antes del descanso Javi Cerezo fue el que decidió llevar el peligro llegando desde atrás. Un tiro raso tras una serie de rechaces supo sacarlo el portero con una mano espectacular abajo. El siguiente aviso se fue rozando el larguero. El tercero, ya en la segunda parte, fue gol.

Era el empate con un toque genial. Saque de banda, rechace, sin dejarla caer vaselina desde fuera del área al palo largo del portero y posibilidad de seguir creyendo.

Eso hicimos porque hubo muy buenos minutos de fútbol, pero los extremos visitantes eran rápidos y supieron manejar sus contras. En la primera Clemente sacó bajo palos un tiro. Tal vez ese balón entrara. En la segunda Valbuena repelió el tiro pero su nueve estuvo en el momento adecuado y en el lugar adecuado. Selló el 1-2 definitivo.

A este equipo se le atraganta la épica y, una vez más, todo el empuje, el corazón y algún buen rechace dentro del área, como uno que estuvo a punto de pescar Luis Villalba, se quedaron en el limbo.

Por todo esto, cuando el árbitro pitó el final a todos los allí presentes nos recorrió el mismo escalofrío. Tenemos que seguir creyendo, sumar los nueve puntos que quedan y, más que nunca cruzar los dedos. Pero las sensaciones generales apuntaban en la misma dirección: "Hemos perdido la oportunidad de nuestra vida".