CD Altura: Remontada para frenar los síntomas

[CD-Altura]

CD ALTURA - ALBALAT 3-2

Once inicial: Jordi, Josete, Rocky, Rafa, Luis Villalba, Óscar, Juan, Asier, Sesé, Toni Carrillo y Javi.

También jugaron: Rafita, Abel, Fran y Pina


El reclamo para que los aficionados vivieran la fiebre del fútbol en sábado surtió efecto. Pero estos síntomas, hablando en términos estrictamente médicos, los demostró el equipo en los primeros veinte minutos. Y es que el Altura no salió paseando a lo John Travolta con ganas de comerse el mundo, y eso a la largo o a corto plazo se suele terminar pagando. Efectivamente, se pagó en forma de dos goles rápidos del penúltimo clasificado. Suerte que este equipo tiene buenas medicinas y una rebotica amplia.

Los despistes defensivos suelen ser una constante en el fútbol más modesto y en el mundo profesional más exigente, de ahí que los de Albalat se pusieran con un 0-2 y las cosas muy de cara para los visitantes. Pero a partir de ahí la situación empezó a cambiar de forma radical. Los chicos no se pusieron pantalones ceñidos de campana, solapas grandes en la camisa y hasta el tercer botón desabrochado. En ocasiones hace falta ponerse el mono de trabajo, lleno de grasa a ser posible, y ser primero obreros para luego doctorarse en arquitectura.

Dicho de otro modo, no quedaba otra que apretar los dientes y ejercer una presión más constante. Las cosas no salían, pero era cuestión de paciencia. Javi había avisado en un mano a mano que un mal bote evitó que fuera la primera diana para acortar, e incluso Toni Carrillo, que dicho sea de paso no atraviesa su mejor momento, se permitió el lujo de fallar un penalti.

El propio Javi volvió a quedarse mano a mano ante el portero y esta vez por arriba logró batir al portero rival. La grada ya no suspiraba, y el juego del equipo soltaba una buena dosis de tensión con este gol. Así hasta que tras la salida de un córner, Rafa saltaba más que nadie y de cabeza y a trompicones ponía el empate antes del descanso. El susto había pasado.

La segunda parte fue en muchas fases un asedio constante a la portería rival. Pero el balón se resistía a entrar, y los nervios empezaban a aflorar en algún que otro momento, con y sin balón. Los tiros desde la derecha de Juan siempre se iban rozando el palo, Rafita, atrincherado cerca del área intentaba una guerrilla contra los centrales que a punto estuvo de convertirse en victoria, y desde la otra banda, con Pina recién entrado, se ganaba un arma que resultó ser letal a la postre.

Jugada bien llevada por el equipo, buen cambio de banda desde la derecha, dos, tres y hasta cuatro recortes del segorbino, tiro cruzado y gol en los últimos pequeños. ¿Quién dijo que iba a ser fácil? Ni el más escéptico, pero con mucho sufrimiento se logró borrar el sabor amargo de otro empate y, como es habitual en sábado, pero ya entrada la madrugada, un mal trago de garrafón.